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viernes, 20 de julio de 2012

Física cuántica y visiones del futuro (1)


Laboratorio del CERN en Suiza


La física moderna puede ayudar a explicar las visiones de advertencia de futuros desastres que pueden ser evitados.

Hace pocos días, una noticia científica saltó a las primeras planas de todos los medios de comunicación. Según los investigadores del Gran Colisionador de Hadrones del CERN, en Suiza, hallaron lo que pudiera ser una nueva partícula llamada el Bosón de Higgs. De ser cierto, demostraría algunos mecanismos cuánticos que posibilitaría la existencia de toda la materia que conocemos, y por ende nuestra existencia, presente y futura. Aunque esta serie no va a tratar sobre este descubrimiento ni sus implicaciones, si vamos a ver como la física cuántica puede darnos algunas explicaciones, por lo menos en el plano teórico, sobre como puede Dios ver el futuro y advertirnos de acontecimientos que si no cambia el curso de la humanidad pueden ocurrir.

Probablemente cada uno de nosotros hayamos tenido un sueño u otra premonición de advertencia de algún acontecimiento futuro. A veces ignoramos tales advertencias y sufrimos las consecuencias y otras veces hemos prestado atención y se nos ha permitido ver lo cerca que hemos estado de la fatalidad. Porque obedecimos la advertencia, aparentemente cambiamos nuestro futuro, quizás de continuar con una larga vida en lugar de una muerte prematura. Ese cambio, podría también afectar a muchos otros, quizás incluso a nuestros hijos no concebidos todavía. Veamos cuan “real” era el futuro que no ocurrió.

1. Visiones del futuro

Nefi tuvo una visión de Cristo. ¿Que vio realmente?
Comencemos considerando una visión del futuro descrita en las escrituras. Algunas de las mejores son las de Nefi, que fue privilegiado de tener visiones detalladas que incluían toda la historia de sus descendientes. Por ejemplo, cuando vio la crucifixión del Salvador (1 Nefi 11:33). ¿Qué vio exactamente? ¿Vio una especie de película en 3-D de los acontecimientos calculados por un superordenador de Dios que podrían ocurrir con mayor proba-bilidad? ¿O fue su espíritu trasportado al futuro que realmente ocurriría?

Cada caso de visiones del futuro del que tengo conocimiento es descrito como si fuese un viaje real al futuro en el que al participante se le permitía ser testigo. Admitámoslo, estoy seguro que Dios podría crear una gran “realidad virtual” del futuro que pudiese parecer extremadamente real para cualquier profeta, pero por motivo de la argumentación, aceptemos la interpretación mas directa de que Nefi vio el futuro real.

El Señor nos ha dicho que conoce el final desde el principio (Abraham 2:8). Sabe exactamente lo que pasará en el futuro. Si no lo supiera, sus planes podrían ser frustrados, y nos ha dicho siempre que recordemos que sus planes nunca se frustran, sino los de los hombres (DyC 3:1-3). De hecho, durante la época de Moisés, mandó que si algún hombre hiciera una predicción en el nombre del Señor y no se cumpliera, este hombre debía ser ejecutado por fraude (Deuteronomio 18:20-22). De modo que tenemos la seguridad de que Dios conoce el futuro, lo cual Él ha demostrado repetidamente. Con esa infalibilidad de las predicciones de Dios, tenemos la tendencia a pensar que cada visión que ha tenido cada profeta tiene por necesidad que cumplirse. ¿Es esto cierto? Veamos a Jonás.

1.1 La decepción de Jonás

Jonás saliendo de la ballena
El profeta Jonás fue llamado a una misión a Nínive, la capital de Asiria. Esto era algo muy inusual para un profeta israelita porque Asíria no formaba parte de la descendencia de Abraham.[1] Nínive estaba localizada en la actual Iraq, a unos doscientos kilómetros rio arriba de la moderna Bagdad. Tuvo que haber sido algo parecido a si hace unos años a un israelita se le ordenara que le predicara el evangelio a Saddam Hussein.  No sonaba muy bien y Jonás tenía libertad para rechazar el llamamiento, de modo que huyó en dirección contraria. Por supuesto Dios también tenía libertad de intervenir para llevar a cabo sus propósitos, así que preparó un lugar oscuro y hermético y le dio a Jonás algún tiempo para reconsiderarlo (Jonás 1:17). Con seguridad Jonás se arrepintió y aceptó de nuevo el llamamiento (Jonás 3:2-3).

Jonás predicó un sermón duro, diciendo “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” (Jonás 3:4). En el registro bíblico, la clausula habitual “…a menos que os arrepintáis” no aparece explícitamente, pero el rey se arrepintió, se vistió de cilicio y cenizas y ordenó a todo el pueblo a que hiciera lo mismo, lo que suena como si Jonás mencionara algo sobre arrepentimiento. Lo que sí queda claro, sin embargo, es que Jonás no esperaba que se arrepintieran, y creía que este enemigo de Israel sería erradicado: 

Pero esto desagradó a Jonás en extremo, y se enojó” (Jonás 4:1). 

Luego abandonó la ciudad e hizo una enramada y se sentó debajo a esperar a ver la ciudad destruida, pero se decepcionó. La profecía era condicional, si no se arrepentían, y las acciones de la mayoría de la población evitaron el desastre predicho. Aquí vemos un ejemplo clásico de algo común en las escrituras: una advertencia profética con la intención de inducir al arrepentimiento al pueblo para evitar el desastre profetizado.

Ahora volvamos a la pregunta de si Jonás pudo tener o no una visión real de lo que nunca llegó a ocurrir, pero que hubiese ocurrido si ellos no hubiesen prestado atención a la voz profética de amonestación. En otras palabras, si Nefi tuvo una visión de lo que ocurriría en el futuro, ¿podría ser posible para un profeta tener una visión de lo que podría ocurrir en el futuro, pero que no tiene que pasar necesariamente?  ¿Es posible que un profeta pueda tener una visión de Dios de un futuro tan real como el visto por Nefi, pero que nunca ocurre? Fue complicado encontrar un ejemplo en las escrituras porque el Señor normalmente solo deja que los profetas publiquen las visiones que Él sabe que con seguridad van a ocurrir, a menos que se añada la clausula “si no os arrepentís”. De otro modo, sus profetas hubieran sido ejecutados por fraude. 

En el próximo post veremos un ejemplo de la visión real de un profeta de un futuro que nunca ocurrió.
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1. La nación de Asiria estaba formada por descendientes de Asur, segundo hijo de Sem, mientras que Abraham era descendiente de Arfaxad, su tercer hijo.


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