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Laboratorio del CERN en Suiza |
La física moderna puede ayudar a explicar las visiones de advertencia de
futuros desastres que pueden ser evitados.
Hace pocos días, una noticia científica saltó a las primeras planas de
todos los medios de comunicación. Según los investigadores del Gran
Colisionador de Hadrones del CERN, en Suiza, hallaron lo que pudiera ser una
nueva partícula llamada el Bosón de Higgs. De ser cierto, demostraría algunos
mecanismos cuánticos que posibilitaría la existencia de toda la materia que
conocemos, y por ende nuestra existencia, presente y futura. Aunque esta serie
no va a tratar sobre este descubrimiento ni sus implicaciones, si vamos a ver
como la física cuántica puede darnos algunas explicaciones, por lo menos en el
plano teórico, sobre como puede Dios ver el futuro y advertirnos de
acontecimientos que si no cambia el curso de la humanidad pueden ocurrir.
Probablemente cada uno de nosotros hayamos tenido un sueño u otra
premonición de advertencia de algún acontecimiento futuro. A veces ignoramos
tales advertencias y sufrimos las consecuencias y otras veces hemos prestado
atención y se nos ha permitido ver lo cerca que hemos estado de la fatalidad.
Porque obedecimos la advertencia, aparentemente cambiamos nuestro futuro, quizás
de continuar con una larga vida en lugar de una muerte prematura. Ese cambio,
podría también afectar a muchos otros, quizás incluso a nuestros hijos no
concebidos todavía. Veamos cuan “real” era el futuro que no ocurrió.
1. Visiones del futuro
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Nefi tuvo una visión de Cristo. ¿Que vio realmente? |
Comencemos considerando una visión del futuro descrita
en las escrituras. Algunas de las mejores son las de Nefi, que fue privilegiado
de tener visiones detalladas que incluían toda la historia de sus descendientes. Por ejemplo, cuando vio la crucifixión del Salvador (1
Nefi 11:33). ¿Qué vio exactamente? ¿Vio una especie de película en 3-D de los
acontecimientos calculados por un superordenador de Dios que podrían ocurrir
con mayor proba-bilidad? ¿O fue su espíritu trasportado al futuro que realmente
ocurriría?
Cada caso de visiones del futuro del que tengo
conocimiento es descrito como si fuese un viaje real al futuro en el que al
participante se le permitía ser testigo. Admitámoslo, estoy seguro que Dios
podría crear una gran “realidad virtual” del futuro que pudiese parecer
extremadamente real para cualquier profeta, pero por motivo de la
argumentación, aceptemos la interpretación mas directa de que Nefi vio el
futuro real.
El Señor nos ha dicho que conoce el final desde el principio (Abraham 2:8).
Sabe exactamente lo que pasará en el futuro. Si no lo supiera, sus planes
podrían ser frustrados, y nos ha dicho siempre que recordemos que sus planes
nunca se frustran, sino los de los hombres (DyC 3:1-3). De hecho, durante la
época de Moisés, mandó que si algún hombre hiciera una predicción en el nombre
del Señor y no se cumpliera, este hombre debía ser ejecutado por fraude
(Deuteronomio 18:20-22). De modo que tenemos la seguridad de que Dios conoce el
futuro, lo cual Él ha demostrado repetidamente. Con esa infalibilidad de las predicciones de Dios, tenemos la tendencia a
pensar que cada visión que ha tenido cada profeta tiene por necesidad que
cumplirse. ¿Es esto cierto? Veamos a Jonás.
1.1 La decepción de Jonás
Jonás saliendo de la ballena |
El profeta Jonás fue llamado a una misión a Nínive, la
capital de Asiria. Esto era algo muy inusual para un profeta israelita porque
Asíria no formaba parte de la descendencia de Abraham.[1] Nínive
estaba localizada en la actual Iraq, a unos doscientos kilómetros rio arriba de
la moderna Bagdad. Tuvo que haber sido algo parecido a si hace unos años a un
israelita se le ordenara que le predicara el evangelio a Saddam Hussein. No sonaba muy bien y Jonás tenía libertad
para rechazar el llamamiento, de modo que huyó en dirección contraria. Por
supuesto Dios también tenía libertad de intervenir para llevar a cabo sus
propósitos, así que preparó un lugar oscuro y hermético y le dio a Jonás algún
tiempo para reconsiderarlo (Jonás 1:17). Con seguridad Jonás se arrepintió y
aceptó de nuevo el llamamiento (Jonás 3:2-3).
Jonás predicó un sermón duro, diciendo “De aquí a cuarenta días Nínive será
destruida” (Jonás 3:4). En el registro bíblico, la clausula habitual “…a menos
que os arrepintáis” no aparece explícitamente, pero el rey se arrepintió, se
vistió de cilicio y cenizas y ordenó a todo el pueblo a que hiciera lo mismo,
lo que suena como si Jonás mencionara algo sobre arrepentimiento. Lo que sí
queda claro, sin embargo, es que Jonás no esperaba que se arrepintieran, y
creía que este enemigo de Israel sería erradicado:
“Pero esto desagradó a Jonás
en extremo, y se enojó” (Jonás 4:1).
Luego abandonó la ciudad e hizo una enramada y se sentó debajo a esperar a ver la ciudad destruida, pero se decepcionó. La profecía era
condicional, si no se arrepentían, y las acciones de la mayoría de la población
evitaron el desastre predicho. Aquí vemos un ejemplo clásico de algo común en
las escrituras: una advertencia profética con la intención de inducir al
arrepentimiento al pueblo para evitar el desastre profetizado.
Ahora volvamos a la pregunta de si Jonás pudo tener o no una visión real de
lo que nunca llegó a ocurrir, pero que hubiese ocurrido si ellos no hubiesen
prestado atención a la voz profética de amonestación. En otras palabras, si
Nefi tuvo una visión de lo que ocurriría
en el futuro, ¿podría ser posible para un profeta tener una visión de lo que podría ocurrir en el futuro, pero que no
tiene que pasar necesariamente? ¿Es
posible que un profeta pueda tener una visión de Dios de un futuro tan real
como el visto por Nefi, pero que nunca ocurre? Fue complicado encontrar un
ejemplo en las escrituras porque el Señor normalmente solo deja que los profetas
publiquen las visiones que Él sabe que con seguridad van a ocurrir, a menos que
se añada la clausula “si no os arrepentís”. De otro modo, sus profetas hubieran
sido ejecutados por fraude.
En el próximo post veremos un ejemplo de la visión real de
un profeta de un futuro que nunca ocurrió.
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1. La nación de Asiria
estaba formada por descendientes de Asur, segundo hijo de Sem, mientras
que Abraham era descendiente de Arfaxad, su tercer hijo.
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