Isaac Newton proporcionó una clave para entender cómo Daniel profetizó la fecha de la crucifixión con la exactitud del mismo día.
¿Hay alguna profecía en el Antiguo Testamento sobre cuándo nacería el Mesías? Hay varias profecías sobre Jesucristo en Isaías y Salmos, que describen muchas de las cosas que el Mesías haría cuando viniera a la tierra. Pero ¿hubo alguna pista sobre cuando exactamente se cumpliría la misión de la primera venida de Jesucristo?
Sí, hay una profecía muy precisa que se encuentra en el libro de Daniel. Durante siglos se ha creído que tenía una precisión de unos pocos años, o incluso el mismo año, pero no ha habido un acuerdo general sobre la forma en que se cumplieron los detalles.
El propósito de esta serie es mostrar por primera vez que la profecía de Daniel tiene la exactitud del mismo día en el calendario de Enoc. Por lo tanto, la profecía se erige como un testigo tanto de la presciencia de Dios como también de la sincronización exacta de los acontecimientos de la vida del Salvador, planificados desde la fundación del mundo. Es también un testimonio de la autenticidad del Libro de Daniel.
1 La Profecía de Daniel
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El rey Darío |
En primer lugar, vamos a revisar la profecía misma. En el primer año de Darío el Medo, Daniel comprendió la profecía del Señor a Jeremías (Jeremías 25:11-12) que la cautividad de Judá duraría setenta años (Daniel 9:1-2). Quizás al darse cuenta de que los setenta años empezaron cuando él mismo fue tomado prisionero[1], oró diligentemente al Señor pidiendo perdón por los muchos pecados de su pueblo, pidiendo al Señor que apartara el furor de su ira (Daniel 9:3-19). En respuesta, el Señor le envió al ángel Gabriel mientras oraba, quien le reveló que para que la expiación de los pecados de Judá sea completa, no tomaría solo setenta años, sino siete veces setenta años (Daniel 9:20-27, compárese con Mateo 18:22). Esto tuvo que plantear más preguntas en la mente de Daniel de las que contestó, y ciertamente ha planteado muchas preguntas en todo el mundo judeo-cristiano.
Debido a que esta profecía es la pieza central de este artículo, vamos a considerarla en detalle:
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar con la transgresión, y poner fin al pecado y expiar la iniquidad, y para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende que desde la salida de la palabra para restaurar y reedificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; se volverán a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas, se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra las desolaciones están determinadas. Y por una semana confirmará el convenio con muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda; después, con la muchedumbre de las abominaciones, vendrá la desolación, y esto hasta que venga la consumación y se derrame lo que ya está determinado sobre lo desolado. (Daniel 9:24-27)
1.1 Interpretaciones Tradicionales
La mayoría de los comentaristas bíblicos están de acuerdo en que los términos "Santo de los santos" y "Mesías" en esta profecía se refieren a Jesucristo, y que "se quitará la vida" se refiere a su muerte en la crucifixión. También coinciden en que "semanas" se refiere a semanas de años, como Jehová mandó a Israel a computar el tiempo (Levítico 25). Pero hasta ahí llega el consenso. Si el lector hace una búsqueda en Internet de "setenta semanas profecía", el resultado es por lo menos cincuenta artículos, con casi tantas interpretaciones. La mayoría de ellas parecen forzadas, tratando de hacer a toda costa que los números cuadren, como las hermanastras de Cenicienta tratando de meter el pie en la zapatilla de cristal. Las interpretaciones tradicionales parecen ser una confusión de masas, permitiendo a uno comenzar desde cualquiera de los diversos puntos de partida, contando ya sea 69, 69,5 ó 70 semanas de años de diferentes duraciones, para terminar en cualquiera de las muchas fechas, incluyendo las fechas propuestas para el bautismo del Salvador y su entrada triunfal. Con una notable excepción[2], la mayoría de las interpretaciones afirman que la profecía es exacta en el año, pero todos tienen que cambiar uno o ambos años finales para hacer que funcione.
Después de leer muchas de las interpretaciones propuestas hace décadas, terminé convencido de que todas estas interpretaciones están equivocadas, pero era incapaz de ofrecer nada mejor. Por eso, no se había hecho ninguna mención de la profecía de Daniel en este blog hasta ahora. Al recopilar información para publicar la serie anterior “Isaac Newton y las Profecías de Daniel”[3] entonces se hizo evidente que él había proporcionado la clave para comprender finalmente por lo menos parte de la profecía de Daniel.
1.2 La Interpretación de Newton
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Isaac Newton |
Isaac Newton proporcionó una interpretación muy simple de sólo una parte de la profecía. No afirmó entenderla completamente, y creyó que parte de ella hacía referencia a la Segunda Venida de Cristo. Como se afirmó en la serie anterior, Newton no creía que era el deber de los comentaristas interpretar el significado de las profecías todavía sin cumplir, ya que de eso se encargan los profetas. Sino que creía que cualquiera podría señalar el cumplimiento de las profecías en el pasado como un testigo de la presciencia de Dios.
Así, Newton se centró sólo en los dos puntos finales de las setenta semanas. Para él era evidente que la profecía significaba que habría setenta semanas de años desde el comienzo de la reconstrucción de Jerusalén hasta la crucifixión de Jesucristo.
El libro de Esdras da el año del decreto para reconstruir Jerusalén como el séptimo año de Artajerjes (Esdras 7:7). Aunque esto podría no significar mucho para el lector medio en la actualidad, el amplio conocimiento de la historia antigua de Newton le permitió identificar que el rey persa era Artajerjes I (Artajerjes Longímano), y situar el decreto en el año 458 a.C.
Newton calculó después la fecha de la crucifixión situándola en el año 33 ó 34 d.C. La forma en que lo hizo fue notable. Él utilizó su propia nueva teoría de la gravedad para calcular la posición de la luna en la antigüedad para reconstruir el calendario de Judea para encontrar un año en que el día de preparación para la Pascua cayera en viernes. Él estaba tan adelantado a su tiempo que su obra fue pasada por alto casi en su totalidad, y ese mismo método fue "redescubierto" dos siglos más tarde, con los mismos resultados esencialmente.[4]
Newton señaló entonces que la profecía de Daniel de setenta semanas, o sea 490 años, podría encajar perfectamente, entre el año de la comisión de Esdras en el 458 a.C. y el 33 d.C, que reconoció como el año comúnmente aceptado para la crucifixión, o también podría encajar entre los años 457 a.C. cuando Esdras en realidad empezó su obra y el año 34 d.C.[5]
Newton se inclinó por la última opción por dos razones. En primer lugar, hace que la profecía de Daniel sea exacta no sólo en las semanas de años, sino que ambos finales también caerían en el séptimo año sabático sagrado del ciclo. Es decir, tanto los años 457 a.C. como el año 34 d.C. fueron años sabáticos judíos, que parecía la forma perfecta para Newton ya que toda la profecía se trataba semanas de años. En segundo lugar, Newton se inclinó por el año 34 d.C. porque pensaba que encontró pruebas de que el ministerio del Salvador duró 4,5 años, en lugar de los tradicionales 3,5 años. Esta evidencia no ha sido aceptada por los estudiosos modernos, que no consideran posible que el año 34 d.C. sea el año de la Crucifixión. En el siguiente post analizaremos detenidamente la profecía y las conclusiones a las que llegó Newton.
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1 Esa profecía no es trivial de entender porque en un principio podría parecer que el cautiverio duró sólo unos 60 años, desde el 597 a.C. al 537 a.C. Sin embargo, la fecha oficial para el inicio del cautiverio fue muy probablemente el día en el que el propio Daniel fue llevado cautivo en el verano de 605 a.C. Véase Pratt, John P., "When Was Judah's 70-Year Babylonian Captivity?" The Ensign 28, No. 10 (October, 1998), pp. 64-65.
2 La única pretensión de la que soy consciente de que la profecía se exacta en cuanto al día es la de Robert Anderson, en su obra The Coming Prince. Aunque un esfuerzo valiente, me parece que utilizó el punto de partida equivocado (Comisión de Nehemías, 445 a.C, Nehemías 2:1,5), duración del año equivocado (360 días), número equivocado de semanas de años (69), el evento final equivocado (Entrada Triunfal), que colocó en el año equivocado (32 d.C.). Pero al menos esperaba que la palabra del Señor fuera exacta hasta el mismo día, una actitud que comparto, y consultó con expertos para obtener la astronomía correcta. Expongo aquí todas estas variables no para criticar su trabajo, sino para recalcar la flexibilidad para las interpretaciones propuestas. Anderson está sin duda justificado por tener en cuenta el año de 360 días, sobre todo porque 70 años de 360 días casi es igual a 69 años de 365,25 días, y los números 69 y 70 son prominentes en la revelación. Alguna variación de su trabajo podría resultar correcta. A menudo las revelaciones del Señor tienen múltiples significados.
3 Véase la serie “Isaac Newton y las Profecías de Daniel”
4 Véase Pratt, John P., "Newton´s Date for the Crucifixion,” Quar. Journ. de R.A.S. 32, (Sept. 1991), 301-304. Ese artículo cita la obra de Isaac Newton, Observaciones sobre las profecías de Daniel y el Apocalipsis (Londres: Darby y Browne, 1733), que posteriormente ha sido reeditado como Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis (Hyderabad, India: Printland Publishers, 1998 ).
5 Newton, Prophecies, p. 132. Recuerde que no existe el año 0 a.C; el año 1 d.C. es el siguiente al 1 a.C. Si sumamos 458 a33 da como resultado 491, pero ese número excede en uno con respecto al periodo real de años.
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